viernes, 14 de diciembre de 2012

Memorias de ultratumba

He comenzado a leer por primera vez a René de Chateaubriand. Sirva este prólogo de sus clásicas Memorias de ultratumba como motivación para zamparse los 5 tomos de un tirón:

(...) Así se han enlazado unas con otras las diferentes fases de mi vida, viéndome precisado a hablar de mis periodos de prosperidad, de mis tiempos de miseria y a trazar mis días felices en mis días de tribulación. Mi juventud ha penetrado en mi vejez; la gravedad de mis años de experiencia ha entristecido mis años de frivolidad; hanse cruzado y confundido lo rayos de mi sol desde la aurora hasta el poniente, y esto ha producido en mi relato una especie de confusión, o si se quiere de unidad indefinible; en mi cuna hay algo de mi tumba, y en mi tumba algo de mi cuna; mis padecimientos se convierten en placeres, mis placeres en pesares y al acabar de leer estas memorias no sé si son obra de un joven de cabellos negros o de una cabeza cana.
Ignoro si agradará o si disgustará esta mezcla, que no está en mi mano remediar, es fruto de la inconstancia de mi suerte; las tempestades no me han dejado muchas veces otra mesa para escribir que el escollo de mi naufragio.
Me han instado para que publique antes de morir algunos fragmentos de estas memorias, pero prefiero hablar desde el ataúd: entonces acompañarán a mi narración esas voces que tienen algo de sagrado, porque salen del sepulcro. Si he padecido en este mundo lo bastante para ser una sombra feliz en el otro, algún destello de los Campos Elíseos derramará su luz protectora sobre mis últimos cuadros: la vida me cae mal, acaso la muerte me caerá mejor.

lunes, 10 de diciembre de 2012

40 años de reportaje gráfico de la agencia Sipa Press

Sipa Press fue fundada en París en 1973 por el fotógrafo turco Sipahioglu Gökşin (1926 - 2011), una de los padres del fotoperiodismo. Es la agencia de fotografía más importante de Francia, llegando a distribuir hasta 6000 nuevas fotografías cada día en más de 40 países.

Sipahioglu fue un destacado periodista que viajó por todo el mundo cubriendo noticias de última hora. Desde la guerra de 1956 en el Sinaí, a la China de Mao, la crisis de los misiles de Cuba, la tragedia de los Juegos Olímpicos de Munich o la revuelta estudiantil de mayo de 1968. Pocos acontecimientos importantes de la historia han escapado a la captura de su cámara.
Ahora Sipa Press, tras 40 años de fotoperiodismo, se coloca en suspensión de pagos con el fin de encontrar un comprador mientras  News Sipa se liquida. Aquí dejo una breve reseña histórica de las imágenes míticas:

14 de septiembre, 1980. Arresto de Nathalie Ménigon, miembro de Action directe. Calle Pergolesi de Paris. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación de Sipa· (Foto Villard. Sipa).
22 de abril, 1980. Ejecución de los antiguos miembros del gobierno en una playa de Monrovia, Liberia. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación de Sipa". (Foto Michel Remaudeau.Sipa).
26 de diciembre, 1982. Un joven Brasij, voluntario miliciano durante la guerra entre Irán e Irak en el sur de Irán. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación Sipa". (Foto Alfred. Sipa).
Noviembre de 1983. Yasser Arafat en su búnker en Trípoli, donde fue asediado por unidades disidentes y las fuerzas sirias. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación Sipa". (Foto Reza. Sipa).
29 de noviembre, 1991. Paramilitares serbios frente a la entrada de Vukovar, después de  haber tomado la ciudad.  Foto del libro "40 años de fotopertiodismo, la generación Sipa". (Foto Alexandra Boulat. Sipa).
30 de agosto, 1997. Dodi Al-Fayed y Diana llegan al hotel Ritz, la noche en que ella murió en un accidente de coche cerca del Pont de l'Alma en París. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación de Sipa". (Foto Pierre suu. Sipa).
12 de febrero, 1999. Bill Clinton va a celebrar una conferencia de prensa en la Casa Blanca después de la absolución del Senado sobre el asunto de Monica Lewinsky. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación de Sipa". (Foto Tripett.Sipa).
09 de diciembre, 2002. Un inmigrante ruso que trabajaba en la pared de 8 metros que separan a Israel de la ciudad  de Qalqilya en Cisjordania. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación de Sipa". (Foto Heidi Levine. Sipa).
Septiembre y octubre de 2004. Kingsley, Camerunés de 22 años por el desierto del Sahara en Marruecos para llegar a Fuerteventura en las Islas Canarias. Foto del libro "40 años de fotoperiodismo, la generación de SIPA." (Foto de Olivier Jobard. Sipa).

sábado, 8 de diciembre de 2012

"Esto va a ser cosa del destino..."

¿Cuantísimas veces nos habremos topado con esa afirmación? “Estaba escrito en las estrellas”, “Dios quiso que pasase”, “Esa relación estaba condenada al fracaso”… Cualquier persona consciente y pensante (un poco, al menos) no caerá en estos sinsentidos. Otras, en cambio, los tomarán como doctrina.

Parece ser que las personas necesitan de algo externo que las exima de toda responsabilidad, que las exculpe de todos sus actos, una mano invisible que mueva los hilos de sus abotagadas vidas. Pero lo cierto es que esa mano tiende más bien a ser algo abstracto, algo más parecido a lo que en La Guerra de las Galaxias llamaban “La Fuerza”.

¿A qué conduce, pues, esta flamante teoría del destino? Llegaría al nivel del psicoanálisis, ¡o de la religión! Lleva a que la gente tan sólo tiene que hacer el vago esfuerzo de “creer”. El sexto Principio de la metafísica dice: “Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una Ley no conocida […]”. ¡Bien! Ya nos ha quedado claro que toda consecuencia ocurre de acuerdo a una serie de leyes pero, espera, ¿tengo que CREERME esa causa desconocida…?

Para descubrir esa causa desconocida, habría que remontarse a su causa anterior (ya que esta causa que nos concierne fue, en algún momento pasado, consecuencia de algo), y en la anterior a esta más tarde, etc. Es decir, habría que retroceder hasta el Primer Motor Inmóvil del que nos hablaba Aristóteles hace ya muchos años. Veamos una conversación extraída del libro “Platón y un ornitorrinco entran en un bar…”:
Dimitri: Si Atlas sostiene el mundo, ¿qué sostiene a Atlas?
Tasso: Atlas se sostiene sobre el caparazón de una tortuga.
Dimitri: Pero, ¿sobre qué se sostiene la tortuga?
Tasso: Sobre otra tortuga.
Dimitri: ¿Y qué sostiene a esa tortuga?
Tasso: Querido Dimitri, de ahí para abajo todo son tortugas.


Esto refleja el retroceso infinito, cómo una causa está siempre precedida por otra todavía menos conocida… ¿hasta dónde? ¿Me creo entonces esta teoría metafísica? La respuesta es no. No te creas nada, piensa, opina, deduce. Como un sabio me dijo una vez: “Creer es malo.”

viernes, 7 de diciembre de 2012

Otro gran chasco


Este es el primer año que no veo venir la navidad desde el prontísimo noviembre acercarse, sigilosa, arrastrando cascabeles hasta romper en carcajadas de purpurina y espumillón.  Ayer, en el rellano de mi edificio, me fijé en que mi vecino -completo y absoluto desconocido- había colgado adornos navideños en la puerta y pensé extrañada: la navidad está cerca. Sabía perfectamente que era 6 de diciembre pero la vida en el extranjero me había permitido huir de una manera maravillosa de aquellos gritos ensordecedores que otros años me levantaban mucho dolor de cabeza. Mi vínculo de unión con la realidad social a la que pertenezco es el periódico y me puedo saltar soberanamente cualquier noticia que tenga el más mínimo contenido festivo. Y mi realidad individual está completamente desconectada de la televisión y de los comercios. Es perfecto. 
Es extraño, siempre he tenido el contradictorio sentimiento de desprecio absoluto hacia la navidad y a la vez tristeza por esta. Me explico: la navidad no significa nada para mí, me parecen un periodo del año hortera y excesivamente viciado en las costumbres, y, sin embargo, me pone triste. ¿Cómo puede afectarte algo en lo que no crees? Cuando descubres que la religión es una gran farsa ir a misa ya no tiene ningún efecto sobre ti. Yo he descubierto que la navidad es ciertamente una grande y frívola farsa y sin embargo tiene un efecto increíblemente nocivo sobre mí. He despedazado y analizado cada rito de estas fechas y ya me conozco el truco que para otros es magia, y a pesar de todo y muy a mi pesar, consigue deprimirme, maldita sea. Quizás me deprime saber que la gente ignora el truco aunque lo conozcan, o que no lo conozcan. Que va, no es eso. Es algo mucho peor. Es que a pesar de ver los hilos que mueven la marioneta, a pesar de ver los hilos que me mueven, no puedo hacer nada por deshacerme de ellos. Y aunque la navidad no signifique nada  actualmente, lo significó en algún momento muy tierno de mi vida. Y ahora es una enorme decepción, otro gran chasco. Soportar un chasco una hora un domingo al año es algo bastante llevadero. Pero 15 días inmerso en una farsa mundial todos los años de tu vida te obliga a formar parte de ello y esto es lo que fastidia un poco más. No quiero tener que volver a pasar obligatoriamente por el gran chasco todos los años. No quiero oír a mis amigos decir que les gusta el gran chasco y sus lucecitas y los chascos familiares... Y regalar chascos a la gente, y recibir chascos de regalo. Pero es imposible huir. No puedes escapar de ese mundo paralelo(s) que te araña aunque no te dejes coger.  Lo mejor que puedes hacer es aprender a vivir esta época sintiéndote defraudado con todo el mundo y procurando que se te note mucho. Bienvenido al club de El Grinch, que tengas un feliz chasco y próspero chasco nuevo.







martes, 27 de noviembre de 2012

A different distance


La creación de este blog está básicamente inspirada en la distancia que separa a las personas de sus casas, de su gente y, si se quiere (y siempre metafóricamente), de sí mismas. 
Este año me he mudado a vivir a Roma y por primera vez mantengo una relación verdadera de distancia con mi casa, Oviedo. Digo verdadera porque hasta ahora no había realizado ningún viaje que requiriese esta necesidad de establecer vínculos con el lugar que habito. Esta necesidad de implicarte, de pegarte al suelo, de "formar parte de" y dejar que "de" forme parte de ti. 
De manera paralela, Aura vive su vida en Asturias y pronto cambiará de aires.  En este momento nos separan cerca de 2000 km. Unas 20 horas a 100 km/h. Sin embargo, también puede ser ésta la distancia que me separe de mi casa:



La distancia del cielo. O, la distancia en el cielo. Mirando hacia arriba se ve el cielo como si fuera un plano del espacio. Una especie de telón de fondo. Pero si lo piensas bien, lo que estás viendo cuando se mira hacia arriba es lo más lejos que puedas ver. Es el azul infinito condensado en esta superficie aparentemente plana. Lo que parece plano es en realidad una extensión de la distancia. Tiene profundidad. Va hacia el infinito, y luego como una ilusión, parece derrumbarse sobre sí misma.


Esta fotografía junto al texto que la acompaña forman parte de un email que recibí hace pocos días. Contacté con un fotógrafo neoyorquino, autor de una muestra del museo MACRO de Roma, para que me enviara una fotografía de la distancia que separa Roma de Nueva York. Esperaba recibir una fotografía del océano atlántico pero, para mi sorpresa, y debido al tornado Sandy que golpeó fuertemente la costa esos días, recibí una distancia diferente. Su muestra del MACRO, que me motivó a pedirle la foto, fue la siguiente:




I want to send you a photograph of how far away you are.
a photograph of distance.
and of time.
because distance is always about time and time is always
about distance.
i return to new york in october.
there i will make a photograph for you of the atlantic ocean.
the camera will be pointed slightly northeast, directly
towards you in rome.
what it depicts, this ocean, is the distance between us.
the distance of an ocean.
it is the same distance that this photograph will traverse as
it instantaneously travels to you through communication
technologies.
one minute later i will send you another.
the same view.
the same water.
the same distance.
just different by a minute.